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¿Por qué las empresas extranjeras aumentan su inversión en investigación y desarrollo en China?

2025-10-30 15:49:21

Por Luo Shanshan, Diario del Pueblo

Hoy en día, invertir en China no es solo una estrategia de localización, sino también una medida con visión de futuro orientada al mundo.

Cuando las empresas multinacionales optimizan su inversión en China, no se trata simplemente de trasladar etapas de producción, sino de una reconfiguración global de los recursos de innovación: una elección estratégica orientada al futuro.

Aprovechar las tendencias es ganar el futuro. Donde el entorno de mercado es favorable, allí fluye el capital; donde el ecosistema de innovación es fuerte, allí se concentran los recursos.

Desde comienzos de este año, la inversión extranjera en China muestra una tendencia clara: cada vez más multinacionales aumentan su inversión en investigación y desarrollo en el país, acelerando el establecimiento de centros de I+D. Según las estadísticas, hasta septiembre de este año, Shanghai contaba con 631 centros de I+D de capital extranjero, y hasta enero, Beijing había alcanzado 221.

Entre ellas no faltan las grandes inversiones. Hace poco, el grupo alemán Bosch firmó un acuerdo con el Parque Industrial de Suzhou para invertir unos 10.000 millones de yuanes en los próximos cinco años en un proyecto innovador de conducción inteligente, centrado en el desarrollo y producción de sistemas avanzados de conducción automatizada y productos de hardware y software para cabinas inteligentes.

Otras apuestan una y otra vez. En Jiaxing (Zhejiang), la empresa danesa Danfoss invirtió otros 2.700 millones de yuanes para construir su segundo parque industrial en China, creando una “fábrica del futuro” y un parque industrial de carbono cero que integra investigación, pruebas, producción y exhibición. Es la décima ampliación de capital de la compañía en los últimos 20 años.

Que tantas empresas extranjeras amplíen o refuercen su inversión en I+D en China demuestra no solo su confianza en el entorno de inversión del país, sino también su valoración del entorno de innovación chino.

China no solo posee un enorme mercado de consumo, sino también uno de los más dinámicos del mundo, donde muchas nuevas tendencias y demandas surgen primero. Integrarse en la poderosa ola de desarrollo del mercado chino permite captar oportunidades en medio de los cambios y ganar más espacio para el crecimiento. Por ejemplo, en el caso de la alemana Bayer, hasta 2023 los productos innovadores desarrollados en China representaban el 15% de sus innovaciones globales, el porcentaje más alto de todos sus mercados.

En numerosos campos tecnológicos de vanguardia, China se ha convertido en líder de mercado. Hoy, invertir en China no es solo una estrategia local, sino una decisión visionaria a escala mundial. “Investigar y desarrollar en China para servir al mundo” se ha convertido en una necesidad intrínseca para que muchas multinacionales mantengan y fortalezcan su competitividad.

Con un sistema industrial completo y múltiples escenarios de aplicación, el peso de China como “fábrica del mundo” no ha disminuido, y su papel en la cadena global de innovación crece cada día más. Su inversión en I+D supera el promedio de los países de la Unión Europea, ocupa el décimo lugar en el índice mundial de innovación y cuenta con 24 clústeres entre los 100 más importantes del mundo. China dispone de abundantes recursos humanos y una cadena industrial madura que respaldan la eficiencia en I+D, mientras que la apertura y el impulso social hacia la innovación crean un entorno favorable.

Desde el gobierno hasta las empresas y los consumidores, la alta aceptación de la innovación ha formado un ciclo positivo entre tecnología y mercado. Ya sea en conducción inteligente, Internet industrial, salud o energía verde, el mercado chino ofrece una cadena completa para que las nuevas tecnologías y productos pasen de la verificación conceptual a la comercialización.

Por ejemplo, este año la farmacéutica multinacional AstraZeneca firmó un acuerdo estratégico de cooperación en I+D con el grupo CSPC, con el objetivo de aprovechar los últimos avances de la inteligencia artificial china para analizar la interacción entre proteínas diana y moléculas de compuestos existentes, y así seleccionar fármacos de pequeñas moléculas con alta eficiencia y gran potencial de desarrollo. En el mapa global de la innovación, el papel y la posición de China han cambiado radicalmente. Desde la construcción de fábricas hasta la apertura de puntos de servicio y la creación de centros de I+D, las multinacionales no están trasladando simplemente etapas de producción, sino reconfigurando los recursos globales de innovación, una apuesta estratégica de cara al futuro.

El “poder magnético” de China está estrechamente vinculado a su alto nivel de apertura. Desde garantizar a las empresas extranjeras un trato nacional en las compras gubernamentales hasta reforzar la protección de la propiedad intelectual mediante mecanismos innovadores, China continúa mejorando su entorno empresarial. Así, la ampliación de la inversión extranjera y la expansión de la apertura del país avanzan en ambos sentidos. Cuanto más se conoce a China, más se confía en ella. Las empresas extranjeras que han cultivado profundamente el mercado chino están, sin duda, profundamente atraídas por su vitalidad y sus oportunidades.

Aprovechar las tendencias es ganar el futuro. Donde el entorno de mercado es favorable, allí fluye el capital; donde el ecosistema de innovación es sólido, allí se concentran los recursos. La Cuarta Sesión del XX Comité Central del Partido Comunista de China señaló: “Promover la reforma y el desarrollo mediante la apertura, compartiendo oportunidades y crecimiento con todos los países del mundo”. Desde aprovechar sus ventajas comparativas bajo el modelo de “división vertical del trabajo” hasta avanzar hacia la innovación colaborativa y el beneficio mutuo, la importancia de China en la economía mundial sigue creciendo. Pero su aspiración inicial permanece: compartir sus oportunidades de desarrollo con el mundo. Una China de alto nivel de apertura integrará mejor los recursos globales de innovación y, junto con otros países, creará un futuro más próspero e inclusivo.