Moderado por su directora Isabel Cervera (al centro), y con la presencia del escritor español Andrés Barba (a la izquierda) y la hispanista y traductora china Xuedi Cai, el Instituto Cervantes de Beijing acogió el esperado encuentro del ciclo “autores, editores y traductores”, 19 de agosto del 2024. (Foto: YAC)
Por Yasef Calderón
El Instituto Cervantes de Beijing comenzó su nueva temporada con un esperado encuentro del ciclo “autores, editores y traductores”. En esta ocasión, los lectores chinos pudieron acercarse a las identidades y vecindades literarias del escritor español Andrés Barba y la hispanista china Xuedi Cai.
Moderado por Isabel Cervera, directora del Instituto Cervantes de Beijing, en la amena conversación que duró casi horas, transitaron las peculiaridades de la obra de Barba y su recepción en China, el goce y los matices del oficio de traducir obras extranjeras y la defensa del panhispanismo como reivindicado espacio de bonanza creativa en idioma español.
Andrés Barba es conocido en el gigante asiático por “Las manos pequeñas” y “República Luminosa”, dos novelas suyas que han sido traducidas al idioma chino.
“Una alumna mía que trabajaba en la editorial me preguntó si yo quería traducir La República luminosa o Las manos pequeñas. Me pidió elegir. Me leí las dos obras y el inicio de La República luminosa me atrajo, me sedujo”, recuerda Cai.
“Muchos comentarios dicen que es una crónica de América Latina, que en realidad es un libro realista y no una alegoría”, enfatiza.
En su reseña de “República luminosa”, la editorial Anagrama define este libro de Andrés Barba como una novela sobre los misterios del mundo infantil desde perspectivas muy distintas y audaces.
De hecho, la aparición de treinta y dos niños violentos de procedencia desconocida trastoca por completo la vida de San Cristóbal, una pequeña población tropical encajonada entre la selva y el río. Veinte años después, uno de sus protagonistas redacta esta “República luminosa”, una crónica tejida de hechos, pruebas y rumores sobre cómo la ciudad se vio obligada a reformular no solo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad.
A propósito del aliento inicial de la “República luminosa”, Barba destacó que siempre pensó en la posibilidad de escribir un libro donde la humanidad empieza de cero, donde en un pueblo perdido hay un grupo de niños que viene de ningún lugar a crear una nueva sociedad de lo humano.
“No soy muy fanático de las distopías, sí de las utopías. Las distopías me parecen como un género muy protestante en el sentido hollywoodiense de la palabra, donde alguien siente como una especie de gran necesidad de clasificar el mundo en buenos y malos y regalarnos una lección moral al final del libro para protegernos de una amenaza hacia la que vamos”, asegura Barba en el Instituto Cervantes de Beijing.
“Por eso siempre insisto en que este libro hay que leerlo en clave totalmente realista. En primer lugar, es algo que podría ocurrir en muchas ciudades del mundo,y luego, para evitar la clave moralista que se deriva de una distopía”, indica el autor del poemario “Crónica natural” .
Xuedi Cai, traductora de “República Luminosa” para la editorial Imaginist, confesó que decidió “minimizarse” como figura de reflexión e interpretación, siempre apegada a cuatro principios básicos: corrección, precisión, elegancia y no intervención. Como nota curiosa, confesó que, a pesar de que se trata de un autor vivo,“nunca antes había tenido contacto con Barba”
“Algo raro... porque durante el proceso de la traducción, siempre consultar al escritor podría ayudar a resolver problemas de comprensión”, aclara Cai. “Sin embargo, eso me permitió hacer mi propia investigación académica para mi traducción. Eso es algo que también me da mucho placer y es también una forma de creación”.
Para Cai, para traducir literatura del español al chino y viceversa “lo más difícil no es entender el idioma, sino la cultura y el estilo”.
“Debo conocer más el estilo personal del escritor porque existen sinónimos, pero debo saber con la mayor exactitud posible lo que él buscó expresar y transmitir... eso es lo que me resulta más difícil, no solo traducir las palabras al idioma chino, sino mantener el estilo del escritor.”
Andrés Barba se dio a conocer en 2001 con “La hermana de Katia” (finalista del premio Herralde). Después llegaron “La recta intención”, “Ha dejado de llover” (Premio Nord-Sud) y otras seis novelas: “Ahora tocad música de baile”, “Versiones de Teresa” (Premio Torrente Ballester), “Las manos pequeñas”, “Agosto, octubre”, “Muerte de un caballo” (Premio Juan March), “En presencia de un payaso” y “República luminosa” (Premio Herralde de novela, Prix Frontieres, finalista del Premio Gregor Von Rezzori). Su último libro publicado es “El último día de la vida anterior” (Premio Finestres).
Barba, que “vive en conversación con los difuntos y escucha con sus ojos a los muertos” nos alerta que “los caminos de la traducción son azarosos”. De su firma, se pueden leer en español una treintena de obras de autores de habla inglesa como Melville, Henry James, Joseph Conrad o Thomas De Quincey.
“Hay algo en el sentido de la posesión, no sé si diabólica, pero ser poseído por el espíritu de otro. Eso yo creo que todos los traductores lo han sentido alguna vez. Yo lo he sentido con muchos autores a los que he traducido en largo recorrido, como muchas páginas. He tenido varias experiencias así... una con Conrad que traduje dos mil páginas... y por momentos, incluso cuando había relatos que traducía el mismo tiempo que leía, casi tenía la sensación de saber la frase que venía a continuación... estar tanto de la psiques creativa de un autor que uno podía casi anticipar palabras”.
Al referirse a los nuevos paradigmas, este escritor nacido en Madrid, resaltó que “al igual que el idioma chino ha tenido que unificar su lengua y ha habido un montón de dificultades con las distintas lenguas en China, en España hemos tenido un problema paralelo con las distintas variantes del español en toda Latinoamérica, y de la península.”
“Desde el punto de vista editorial, se ha favorecido un español peninsular, yo creo que empobreciendo en buena medida al español peninsular, y que todos los lectores de Latinoamérica han tenido que leer”.
“El lector español se ha cerrado mucho a oír otros acentos, otras formas del español. Y ahora, al menos a mi me parece interesante como traductor, abogar por un español más panhispánico posible, desde el punto de vista de la producción.
En esta primera visita a China, el escritor Andrés Barba también participó en el Festival de Literatura de Shanghai.
“Ha sido fascinante. Tenía muchas ganas de venir a China. Todas las expectativas las ha superado. Creo que lo más alucinante de China es que admite cualquier afirmación, y su contraria al mismo tiempo. Quien quiere venir dispuesto a confirmar sus prejuicios, puede irse con sus prejuicios confirmados y quien quiere abrirse a ver otra cosa, le puede ocurrir”, sostiene Barba.
“Yo creo que China es una energía que se amolda a la sabiduría o estupidez de su visitante”, concluyó el escritor español.