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China se solidariza y une con América Latina en la lucha contra el COVID-19

2020-06-11 10:00:29 Pueblo en Línea

Suministros médicos chinos llegan a Quito, Ecuador, 17 de abril del 2020. (Foto: Xinhua)

Por Pan Mengqi

Beijing, 10/06/2020 (El Pueblo en Línea) - Hu Feifei, de Chifeng, región autónoma de Mongolia Interior, había vivido felizmente en Brasil durante más de seis años, con negocio propio y familia. Sin embargo, cuando la pandemia del nuevo coronavirus golpeó el vasto país latinoamericano, su vida cambió de forma significativa.

"Antes del brote, operaba una escuela de idioma chino en Río de Janeiro. Teníamos más de 100 estudiantes que asistían diariamente al curso de idioma y cultura china", recuerda Hu.

Las relaciones sino-brasileñas han crecido mucho en los últimos años. Cada vez se verifican más empresas chinas que invierten en Brasil con oportunidades de empleo. Como resultado, muchos brasileños han comenzado a interesarse por hablar chino.

"El mes pasado, Brasil sufrió un aumento en el número de casos confirmados de COVID-19, y casi todas las escuelas públicas han cerrado. Empecé a realizar mi curso a través de la transmisión en vivo en las plataformas de medios sociales. Sorprendentemente, esto ha atraído a más estudiantes", precisa Hu.

El esposo de Hu es brasileño. Paulo refiere que desde que surgió el brote en Wuhan, provincia de Hubei, la pareja compró miles de máscaras faciales. Reservaron máscaras para ellos y enviaron a familiares y amigos que viven en China.

"También les pedimos a nuestros amigos que viven en Brasil que se tomaran en serio este brote y adoptaran medidas para protegerse", asegura Hu.

Para proteger a su familia, hace más de un mes que se mantienen confinados. Paulo sólo ha salido dos veces para comprar alimentos.

Li Di, nacida en Beijing y residente en Río de Janeiro, trabaja para una empresa china de construcción de infraestructura. Sin embargo, a diferencia de Hu y su esposo, ha tenido que exponerse en la calle una vez a la semana durante el brote.

"Salgo a comprar comida o simplemente a dar un paseo. Siempre uso una mascarilla facial N95 y guantes desechables. Creo que está bien salir a respirar aire fresco si tenemos una protección adecuada", precisa Li.

Y agrega que a pesar de ver las noticias y el alto número de casos confirmados, que en Brasil se aumenta cada día, su vida sigue siendo relativamente normal.

"Lo más importante que he aprendido mientras trabajo en Brasil es que hay que ser optimista. Eso siempre me lo repiten los lugareños. Ellos creen que los seres humanos definitivamente derrotaremos al nuevo coronavirus", afirma.

Li, quien ha estado trabajando desde casa durante dos meses, aún no ha podido regresar a la oficina.

"La situación actual en Río de Janeiro es muy grave, pero recientemente se han aplicado con rigor muchas medidas de contención, incluyendo hacer cola en los supermercados, mantener el distanciamiento social de al menos un metro, usar máscaras y desinfectar los carros de compra y las tiendas", destaca Li.

Después de golpear Asia, Europa y América del Norte, la pandemia ha estallado en toda América Latina, hogar de unos 650 millones de personas. Los países están intensificando sus esfuerzos para combatir el terrible brote.

Brasil es la nación más afectada de la región. Este lunes, el número de casos confirmados de COVID-19 en el país se situó en 691.962 personas, detrás de Estados Unidos en la lista global. Asimismo, un total de 36.499 personas han fallecido en Brasil debido al nuevo coronavirus.

Otros países gravemente afectados son Perú, Ecuador y Chile. Se han impuesto medidas de cuarentena, toques de queda y la mayoría de las empresas han dejado de trabajar.

En Chile, hogar de 19 millones de personas, se impusieron nuevas restricciones después de que el número de casos se duplicó a más de 127.000. Por su parte, Perú, que limita con Brasil al oeste, tiene el octavo mayor número de casos confirmados con el COVID-19 del mundo, con más de 196.000 pacientes.

De hecho, hay muchos países latinoamericanos no están escatimando esfuerzo para introducir medidas prácticas y eficaces para combatir o mitigar el impacto del virus.

Para detener la propagación del virus, desde el mes pasado en Río de Janeiro se impusieron restricciones al tráfico en 10 distritos y se prohibió la reapertura de las tiendas. Asimismo, en el estado nororiental de Pernambuco, el gobierno local declaró un confinamiento de 15 días en Recife, capital del estado, y en el área metropolitana.

Brasil también está intensificando sus esfuerzos para investigar y probar vacunas. La semana pasada, el gobierno brasileño autorizó las pruebas en el país de una vacuna contra el COVID-19 desarrollada por la Universidad de Oxford. La Agencia Nacional de Vigilancia de la Salud destacó que la vacuna es un instrumento "pionero" en la lucha contra el nuevo virus, y que Brasil será la segunda nación (después de Reino Unido) en probar su eficacia.

Mientras tanto, en Santiago de Chile el uso del metro cayó un 67 por ciento después de que el pasado 18 de marzo, el presidente Sebastián Piñera declarara un estado de catástrofe de 90 días.

Conciertos y eventos deportivos han sido cancelados en las principales ciudades de América Latina. Restaurantes y bares permanecen vacíos y las escuelas han cerrado.

Además, Chile y otros países de la región han cerrado sus fronteras y prohibido los vuelos entrantes, especialmente aquellos que vienen de zonas con brotes graves de COVID-19.

En México, se ha instalado una red de cámaras termográficas chinas para detectar fiebre, uno de los principales síntomas de la infección. Las cámaras, que utilizan sensores infrarrojos para medir la temperatura corporal a distancia, se han instalado fuera de centros comerciales y edificios de oficinas en Ciudad de México y en otras áreas importantes como Monterrey y Guadalajara.

En Argentina, para compensar el cierre de las escuelas, el gobierno ha lanzado un programa de portales digitales que proporciona contenidos educativos en línea. También las cadenas de televisión y radio públicas ofrecen teleclases.

El Ministro de Educación, Nicolas Trotta, precisó que el portal digital proporcionará todas las herramientas educativas necesarias para continuar enseñando y aprendiendo desde casa.

En Colombia, el sector educativo también mantiene esta tendencia, confirmó Luis Alfredo Tellez, jefe del Departamento de Comunicaciones de la Universidad de San Buenaventura, en Bogotá.

Aunque la Universidad de San Buenaventura ya tenía algún material educativo en línea, era insuficiente, destacó Tellez, y añadió que la crisis sanitaria ha sido una buena oportunidad para que la institución actualice sus cursos en línea.

Al igual que las dificultades a las que se enfrentan muchos países en la lucha contra la pandemia, las naciones latinoamericanas no poseen la infraestructura de atención médica, la protección material ni los suministros médicos suficientes. Los expertos han advertido que esta situación podría acelerar la transmisión del virus.

Por ejemplo, el mes pasado en Santiago de Chile más del 90 por ciento de las camas de cuidados intensivos estaban ocupadas.

En algunas ciudades de la región, los médicos reportaron escasez de respiradores, y subrayaron que los pacientes no podían llegar lo suficientemente rápido al hospital.

Con las unidades de cuidados intensivos llenas o colapsadas, los funcionarios planean trasladar a los pacientes desde las capitales nacionales, incluyendo Lima (Perú) y Santiago (Chile), hacia hospitales en ciudades más pequeñas que tengan disponibilidad. Sin embargo, con esta estrategia se corre el riesgo de propagar la enfermedad hacia otras provincias.

Los trabajadores sanitarios también se han quejado de un acceso limitado a las pruebas y de estar sobrecargados de trabajo hasta el colapso del servicio.

Niveles impactantes

La alta tasa de infección en los mercados de alimentos de América Latina es otra razón del aumento del número de casos confirmados de COVID-19.

En un importante mercado de frutas en Lima, la capital peruana, cuatro de cada cinco comerciantes dieron positivo por el nuevo virus, revelando niveles impactantes de infección y suscitando temores de que los centros comerciales tradicionales hayan ayudado a propagar la enfermedad por toda la región.

Alrededor del 79 por ciento de los vendedores de puestos en el mercado mayorista dieron positivo al COVID-19, mientras que las pruebas puntuales en otros cinco grandes mercados de alimentos frescos de la ciudad demostraron que al menos el 50 por ciento de las personas estaban infectadas con el nuevo coronavirus.

The Guardian citó a un ex vicealcalde de Lima afirmando que "el contagio entre los comerciantes es terriblemente alto y no sabemos cuánto tiempo lo han tenido o a cuántas personas se lo han transmitido".

Pararelo a ello, el mercado mayorista de Corabastos de Bogotá -el más grande de Colombia-ha sido uno de los epicentros del brote en el país. De acuerdo a los reportajes, después de que se detectaran decenas de casos se aconsejó a la vasta área que operara a sólo el 35 por ciento de su capacidad.

De acuerdo a los despachos noticiosos, los pocos clientes que siguen visitando este mercado no han respetado el distanciamiento social ni tampoco se han protegido con máscaras.

En Beijing, Pan Deng, director ejecutivo del Centro de Derecho sobre la Región de América Latina y el Caribe de la Universidad China de Ciencias Políticas y Derecho, precisó que el brote es un gran desafío para los sistemas de salud pública de América Latina.

"La economía de la región, en gran medida depende del mercado internacional y de los fondos externos. Este brote ha perturbado el funcionamiento regular de la estructura económica y las cadenas de suministro mundiales. En las primeras etapas del brote, muchos países de la región se enfrentaron a la escasez de materiales y unidades de pruebas, factores adversos para controlar rápidamente la pandemia", afirmó Pan.

“Además, algunos estilos de vida y hábitos sociales en América Latina, como la preferencia por las actividades al aire libre y las reuniones sociales han dificultado que los gobiernos apliquen estrictas medidas de cuarentena”, añadió.

Wang Huizhi, investigador asistente del Departamento de América Latina y el Caribe del Instituto de Estudios Internacionales de China, considera que durante la batalla mundial contra el virus, América Latina no está luchando sola. La región cuenta con la ayuda de muchos países, China incluida.

"Debido a la alta tasa infecciosa de este nuevo virus y el hecho de que ningún país lo ha tratado antes ni puede vencerlo solo, China ha compartido su experiencia con muchos países de América Latina y ha proporcionado oportunos suministros médicos para ayudar a nuestros amigos a superar sus dificultades", afirmó Wang.

En marzo, un contingente de especialistas de la salud y científicos chinos fueron enviado a países latinoamericanos. Venezuela fue su primer destino.

El ministro venezolano de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza aseguró que "con la experiencia que China ha podido reunir en los últimos meses, sabemos que se salvarán muchas vidas".

El segundo equipo médico chino que visitó la región partió hacia Perú el 22 de mayo en una misión organizada por la Comisión Nacional de Salud. Los miembros del equipo fueron seleccionados por la Comisión Provincial de Salud de Guangdong.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, prometió que China seguiría apoyando a los países latinoamericanos que luchan contra la pandemia mediante el conocimiento sobre la prevención, diagnóstico y tratamiento, y también proporcionando materiales de prevención epidémica y ayudando a obtener los suministros necesarios.

En marzo, la Fundación Jack Ma y la Fundación Alibaba donaron suministros médicos a 24 países de América Latina para ayudar a contener el COVID-19. Se proporcionaron unas dos millones de máscaras faciales, 400.000 kits de prueba y 104 respiradores a países como Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, República Dominicana y Perú.

Al anunciar las donaciones en Twitter, Jack Ma, cofundador y ex presidente ejecutivo del Grupo Alibaba, exclamó: "Enviaremos a larga distancia, ¡y nos apresuraremos! ¡SOMOS UNO!"

Catalina Bedoya, epidemiólogo del Hospital Universitario Mederi de Bogotá, instó a los gobiernos latinoamericanos a aprender de la experiencia de China en la lucha contra la pandemia.

"Una vez que las autoridades chinas se dieron cuenta de que se enfrentaban a un nuevo brote de coronavirus en la ciudad central de Wuhan, actuaron con rapidez y decisión para contenerlo. China demostró su capacidad para construir hospitales en 10 días y su determinación de salvar las vidas de todos los pacientes con COVID-19", aseveró Bedoya.

Doble presión

Fernando Ferry, experto brasileño en enfermedades infecciosas, enfatizó que las estrictas medidas de cuarentena y contención de China deberían adoptarse en América Latina antes de que se intensifique la pandemia.

"COVID-19 es una enfermedad con una alta tasa de transmisión ... así que seguimos el modelo chino de contención o veremos muchas más víctimas", reconoció.

Wang, del Instituto de Estudios Internacionales de China, opina que los países latinoamericanos se enfrentan a la doble presión de tener que luchar contra el virus y reactivar sus economías.

"Por un lado, la región necesita fortalecer sus sistemas de salud para hacer frente a la crisis. Por otro lado, se necesitan medidas económicas y sociales para mitigar las enormes consecuencias negativas de los confinamientos", insistió.

"Esto no es sólo una prueba de fuego para los gobiernos de América Latina, sino también una prueba para el resto del mundo. Se medirá si los gobiernos pueden seguir relacionándose con otros países de manera multilateral y humanitaria, contribuir a mantener la estabilidad económica mundial y combatir la epidemia, unidos a la comunidad internacional, bajo el impacto de la recesión económica", concluyó Wang.