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¿A qué se dedicó Estados Unidos antes y después del 11 de enero?

2020-05-23 18:40:13 Pueblo en Línea

El 15 de mayo, durante una conferencia de prensa, el presidente Donald Trump declaró que el NIH comenzó a desarrollar la vacuna el 11 de enero. (Captura de pantalla: C-Span)

Washington, 19/05/2020 (El Pueblo en Línea) -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, causó un alboroto en todo el mundo cuando el 15 de mayo aseguró que el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) desde el 11 de enero había comenzado a desarrollar una vacuna contra el COVID-19. Este dato indica que la administración Trump estuvo mintiendo sobre el supuesto hecho de que China le había ocultado información sobre el virus. Este dato también genera dudas sobre la cronología real de la epidemia del nuevo coronavirus en Estados Unidos.

"Los científicos del NIH comenzaron a desarrollar el primer candidato a la vacuna el 11 de enero, piensen en eso, a las pocas horas de que el código genético del virus se publicó en línea", aseguró Trump en una conferencia de prensa celebrada el 15 de mayo.

Los comentarios de Trump contradicen a los políticos estadounidenses que han seguido acusando a China de que al encubrir información sobre el nuevo coronavirus bloqueó una respuesta global efectiva. Pero si es cierto que los científicos comenzaron a trabajar en vacunas desde el 11 de enero, esto significa que habrían requerido información específica que China tenía, ¿entonces, cómo podría ser que China estuviera ocultando información?

Trump afirmó que no se le habló de la amenaza del virus hasta finales de enero, mientras que el secretario de Estado, Mike Pompeo, culpó a China de poner a Estados Unidos "detrás de la curva" al tratar de contener el brote de coronavirus y fue "increíblemente frustrante" trabajar con el gobierno chino para obtener datos.

De acuerdo a Trump, Estados Unidos comenzó a desarrollar una vacuna varias horas después de que China compartiera el 12 de enero la información de la secuencia del genoma del virus con la Organización Mundial de la Salud. Esto significa que China compartió de manera oportuna su información sobre el virus de manera transparente con el mundo, incluido Estados Unidos. En este sentido, las acusaciones de un encubrimiento de China son sonoras mentiras.

Vale la pena señalar que para desarrollar una vacuna los datos genéticos no son suficientes. Los científicos necesitan cepas del propio virus para comenzar sus experimentos. Sin embargo, no fue hasta el 24 de enero que China aisló por primera vez la cepa del COVID-19, así que , ¿de dónde llegó la cepa que se necesitaba? ¿Sabía Estados Unidos sobre el virus antes de que sonara la alarma?

Los comentarios de Trump han llevado a algunos conocedores a cuestionar la verdad sobre la cronología del brote en Estados Unidos, y a especular acerca de la posibilidad de que la pandemia pudiera haber aparecido en ese país antes de lo anunciado oficialmente.

De acuerdo a Business Insider, ahora están surgiendo pruebas que indican que los casos del nuevo coronavirus pudieran haberse localizado en Estados Unidos desde diciembre del 2019 y enero del 2020.

El alcalde de Belleville en Nueva Jersey, Michael Melham, ha dado positivo a los anticuerpos del nuevo coronavirus. Él considera que lo pudo haber contraído en noviembre, informaron el 30 de abril los medios estadounidenses.

Los datos muestran que desde el 1º de enero hasta 171 personas en Florida pudieron haber sido infectadas con COVID-19. Sin embargo, ninguna reportó haber viajado a China. Estos datos fueron eliminados más tarde por el Departamento de Salud de Florida, precisó el periódico estadounidense The Palm Beach Post.

¿Es esto lo que Pompeo llama "transparencia, apertura y intercambio de información" de parte de Estados Unidos? ¿Qué intenta ocultar ese gobierno?

Además, dado que el 21 de enero se notificaron los "primeros" casos del nuevo coronavirus en Estados Unidos, ¿es lógico pensar que Estados Unidos comenzó a trabajar en una vacuna cuando no se había notificado ni un caso en el país?

Una explicación razonable es que la administración Trump no sólo conocía mucho antes de lo que ha afirmado conocer la existencia del nuevo coronavirus, sino que también entendía la amenaza que representaba, y nunca le expresaron la verdad al pueblo estadounidense.

Si el gobierno de Estados Unidos conocía sobre la amenaza del nuevo virus lo suficientemente pronto como para decidir comenzar a desarrollar una vacuna en enero, ¿por qué no tomaría entonces las medidas adecuadas para contener el nuevo virus en los dos meses siguientes, salvando de esta forma decenas de miles de vidas? El 11 de marzo, dos meses después de que comenzaran a trabajar en el desarrollo de su vacuna, Estados Unidos sólo le había hecho la prueba del nuevo coronavirus a 4.900 personas de 327 millones que posee en su territorio.

Estados Unidos retiene el 4 por ciento de la población mundial, que ahora representa el 28 por ciento de las muertes por COVID-19, convirtiéndose en el nuevo epicentro de la pandemia. Hasta el 18 de mayo, el número de muertos en Estados Unidos superó los 90.000, mientras que el número de casos alcanzó 1,5 millones de personas.

¿Qué más esconde el tío Sam? ¿Cuántas vidas más se perderán debido a la falta de respuesta del gobierno estadounidense ante el azote del nuevo coronavirus?

Donald Trump tiene que explicarle algo al mundo.