Washington, 13/05/2020 (El Pueblo en Línea) -La peste negra de la Edad Media fue responsable de la muerte de un tercio de los europeos. Los estudios históricos indican que la gente reaccionó de dos maneras cuando cundió el pánico: lamentando juntos a los que se fueron o culpando a los judíos por traer el virus.
Esta situación parece haber vuelto hoy, pero los políticos estadounidenses han adaptado el discurso de represalia contra China.
Recientemente, el argumento de que "China roba las vacunas estadounidenses" se ha convertido en otro producto hecho en las fábricas de rumores de ese país. Recordando las palabras de Hegel: "La única lección que la humanidad ha aprendido de la historia es que no puede aprender nada de la historia".
La batalla global enti-epidémica está siendo utilizada por EE.UU. como una forma de politizar los temas de salud. Para ganar las elecciones de este año, los políticos estadounidenses han recurrido a la "mentira, la calumnia y la apropiación", forjando constantemente rumores para denigrar la imagen de China y de la OMS. Ante la desgracia ajena, estos líderes permanecen impasibles, con una actitud de fingimiento y frialdad.
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas y Tedros Adhanom, Director General de la OMS, han destacado en varias ocasiones que hoy en día la mayor amenaza para la humanidad no son los virus, sino el miedo, los rumores y la estigmatización.
La cooperación eficiente de la comunidad internacional está relacionada con la lucha conjunta contra las epidemias y el bienestar de la humanidad. Pompeo y otros políticos estadounidenses ignoran los malos resultados internos y los límites de la moralidad, retrasando la acción de EE.UU., saboteando la cooperación internacional y comprometiendo las relaciones sino-estadounidenses.
Esto es una desgracia para el pueblo estadounidense y para el mundo. Henry Kissinger escribió recientemente que "el mundo nunca será el mismo después del nuevo coronavirus.
Los políticos estadounidenses se están convirtiendo en la mayor variable que influye en la unidad, la cooperación y el desarrollo común del mundo.
La epidemia del nuevo coronavirus ha demostrado una vez más que la humanidad es una comunidad de destino común. Hasta que la epidemia no esté controlada, ningún país puede afirmar que está a salvo. Como publicaron recientemente expertos en salud pública chinos y estadounidenses en una carta abierta en el New York Times, ha llegado el momento de realizar intercambios científicos transfronterizos basados en el respeto mutuo y la abnegación de las teorías de conspiración y la difusión de rumores sobre el origen del nuevo coronavirus.
El único enemigo público de la humanidad en esta pandemia es el virus. Cuanto más intervienen los políticos estadounidenses, más utilizan a China para transmitir contradicciones y más difícil resulta tener un frente mundial unido para luchar contra la pandemia. En detrimento del esfuerzo conjunto para contener el virus, Estados Unidos ha recurrido a la retórica de Versalles y a la falacia de las "reparaciones de guerra" a nivel diplomático.
Ante la urgente necesidad de ayuda mutua, la comunidad internacional no se enfrenta a una elección entre China y Estados Unidos, sino entre la verdad y la mentira, la cooperación y la intimidación, el multilateralismo y el unilateralismo. Esta elección determinará el futuro.