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Joven estudiante somalí amante del kung-fu aprende en China medicina y trasplante de órganos

2019-04-19 19:29:02

"¿Podríais enseñarme kung-fu?" fue la primera pregunta que hizo Mohamed Mohamud Mohamed cuando llegó a China en 2009. Tardó ocho años, pero en 2017 por fin recibió una respuesta afirmativa.

El Kung fu, el arte marcial chino, es una técnica tradicional usada para vencer a los enemigos, pero el arte que Mohamed está aprendiendo se concentra en salvar vidas y se llama "trasplante de órganos".

El trasplante y la donación de órganos es cada día más popular en China. Datos recogidos hasta el 24 de diciembre de 2017 muestran que en la parte continental se donaron 15.011 órganos. Además, los médicos chinos han logrado muchos avances tecnológicos en la materia.

Los "maestros" que van a enseñar a Mohamed también son diferentes, pues son especialistas chinos en trasplantes y donación de órganos. Mohamed aprende ahora de ellos, junto con sus 144 compañeros de clase, en siete universidades de China.

Este programa de formación, el proyecto de transferencia de conocimiento y formación de liderazgo en donación de órganos China-Europa, está organizado por la Comisión Europea y otras 13 instituciones de China y de Europa. Al principio sólo aceptaba aprendices de nacionalidad china, pero Mohamed les sometió su solicitud al oír hablar de la iniciativa.

"Al principio me causaba mucha curiosidad, no entendía por qué un estudiante extranjero vendría aquí a aprender medicina, e incluso querer participar en nuestra formación", recuerda Jiang Wenshi, representante de una de las organizaciones organizadoras del programa, la Fundación TPM-DTI de España en China.

Mohamed tiene 29 años y viene de la ciudad norteña somalí de Bosaso. Somalia se sitúa en el extremo oriental del continente africano y desde que estalló la guerra civil en el país su situación social es inestable.

"En nuestro país no tenemos trasplantes de órganos. Cuando vuelva, quiero ser el primer cirujano de la especialidad", espera el estudiante.

"Dijo que había crecido entre disparos de balas", recordó Zhong Lin, entrevistador del proyecto de Mohamed y director del departamento de donación de órganos del Hospital Nº2 afiliado a la Universidad de Nanchang, quien cree que la misma persistencia que ayudó a Mohamed a lograr la oportunidad de estudiar en China le va a permitir avanzar en el aprendizaje de técnicas de trasplante.

Tras graduarse de la escuela secundaria, Mohamed obtuvo una beca ofrecida por el gobierno chino gracias a sus excelentes notas y salió de Somalia para el país asiático, donde se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nanchang. "Cuando llegué no conocía nada del país, sólo las películas de kung fu, del que creía que todos los chinos eran maestros, así que les pregunté a mis compañeros en la primera clase si podían enseñarme", ríe.

Hoy día, Mohamed domina la lengua china. Cuando en 2015 se graduó de la universidad con la calificación de sobresaliente, muchos de sus compañeros extranjeros eligieron volver a la patria o buscar otros empleos con su especialidad lingüística. Pero Mohamed decidió seguir estudiando, y eligió la cirugía general como su especialidad de posgrado, "La sociedad no es muy estable en mi patria, tenemos muchos heridos allí", explica.

El padre de Mohamed falleció en Somalia, su madre lo crió sola a él y sus cinco hermanos. Tiene un amor profundo por ella, pero debido al coste del viaje y a los estudios sólo ha vuelto a casa una vez durante sus nueve años en China, "Mi madre está triste", lamenta, para agregar: "Pero nunca me he arrepentido de venir aquí a estudiar, China es ahora mi segunda patria".

"La medicina en nuestro país está atrasada, pero puedo llevar los conocimientos médicos de China a Somalia, como Jackie Chan y Bruce Lee llevaron el kung-fu a África". Ahora Mohamed ha elaborado un plan para su vuelta a la patria, según el cual ejercerá como médico de base para acumular experiencia y luego abrir su propia clínica, para más adelante celebrar simposios donde transmitir los conocimientos sobre donación y trasplante de órganos.

Mohamed es ahora el único aprendiz extranjero de este programa de formación China-Europea. Sus compañeros son médicos, enfermeros, coordinadores de donaciones y estudiantes de medicina de posgrado. Al igual que Mohamed, quieren usar los conocimientos que han aprendido para salvar vidas.

Pero si manejar dichos conocimientos no es fácil para los aprendices chinos, resulta incluso más difícil y esforzado para Mohamed.

"Es un estudiante muy concienzudo", comentó Zhong, "Pero los conocimientos de trasplante de órganos no se limitan a la teoría, también incluyen manejar las técnicas de cirugía". Además, los esfuerzos de un solo médico no bastan para establecer un sistema completo de trasplantes, el cual necesita una cooperación estrecha entre diferentes instituciones hospitalarias.

"Hemos introducido la experiencia avanzada internacional en China, pero también esperamos que esta experiencia pueda llegar a más lugares, ayudar a más gente", dice Jiang, que espera que Mohamed lleve sus conocimientos de donación y trasplante de órganos a Somalia. "Confiamos en su consistencia y su fe, le ayudaremos con todo para que complete su formación, e incluso para aprenda en Europa con otro posgrado".

"Es muy difícil, pero haré todo lo posible por aprender", asegura Mohamed, que sabe que el camino que eligió no es fácil, pero está determinado a seguirlo: "Mi sueño es salvar más vidas".